Por la inclusión y los derechos, Manos Amigas cumple 26 años

En Santa Elena, hay un gran ejemplo de de compromiso comunitario para personas con discapacidad. Discretos y laboriosos, cuentan con una experiencia que los ha dejado como referentes de la región 

Por Vicente Suárez Wollert

Discretos, laboriosos y llenos de anécdotas. Fortalecidos tanto por la propia experiencia como por el esfuerzo y compromiso colectivo. Su historia comenzó en 1998, cuando la terapista ocupacional Roxana Velázquez de Schick impulsó la creación de un espacio que brindara una oportunidad de integración social y laboral a quienes, al finalizar su escolaridad en la Escuela de Educación Integral, encontraban cerradas muchas puertas.

Un año después, el 13 de junio de 1999, familiares, profesionales y voluntarios decidieron constituirse formalmente. La elección de la fecha tampoco fue azarosa: entre quienes acompañaban la naciente obra estaba la Hermana María Inés Chiariani (†2014), de la Congregación de Hermanas Antonianas, y la comunidad decidió poner el proyecto bajo el amparo del santo celebrado ese día. Para alcanzar ese objetivo nació la Asociación Civil Amigos, organización no gubernamental que desde entonces sostiene la tarea de promover la capacitación, la integración social y el impulso de actividades recreativas, deportivas y productivas para personas con discapacidad.

El primer gran paso fue la creación del Taller Protegido de Producción “Manos Amigas”, que en sus inicios albergó a 20 personas. Con el tiempo, la demanda y la diversidad de necesidades llevaron a ampliar los servicios y a crear el Centro Educativo Integral, logrando una cobertura diaria que hoy alcanza a 43 personas de entre 12 y 70 años. El objetivo principal se mantiene intacto: ofrecer un espacio de formación, recreación y contención para quienes, por su discapacidad, encuentran barreras que limitan el pleno goce de sus derechos y la posibilidad de acceder a un empleo en el mercado laboral común.

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